Pensador inglés, padre del utilitarismo (Houndsditch, 1748 - Londres, 1832). Niño precoz de una familia acomodada, estudió en la Universidad de Oxford y empezó a ejercer como abogado a los 19 años. Pero enseguida se mostró crítico con la educación de su época y con la práctica jurídica, dedicándose por completo a tareas intelectuales.
Sus trabajos iniciales atacando el sistema legal y
judicial inglés le llevaron a la formulación de la doctrina
utilitarista, plasmada en su obra principal: Introducción a los principios de moral y legislación (1789).
En ella preconizaba que todo acto humano, norma o institución, deben
ser juzgados según la utilidad que tienen, esto es, según el placer o el
sufrimiento que producen en las personas. A partir de esa
simplificación de un criterio tan antiguo como el mundo, proponía
formalizar el análisis de las cuestiones políticas, sociales y
económicas, sobre la base de medir la utilidad de cada acción o
decisión. Así se fundamentaría una nueva ética, basada en el goce de la
vida y no en el sacrificio ni el sufrimiento.
El
objetivo último de lograr «la mayor felicidad para el mayor número» le
acercó a corrientes políticas progresistas y democráticas: la Francia
republicana surgida de la Revolución le honró con el título de
«ciudadano honorario» (1792), si bien Bentham discrepaba profundamente
del racionalismo de Rousseau y consideraba absurdo el planteamiento
iusnaturalista subyacente a la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789. También dedicó su atención al tema de la reforma
penitenciaria, elaborando por encargo de Jorge III un modelo de cárcel
(el Panopticon) por el que ambos entraron en conflicto.